Continuamos
con la serie de catastróficas desdichas de Principoso y cia. Y ojo!, no es que
quiera ponerme trágica constantemente, aunque en realidad todo esto de la
maternidad es una tragicomedia, es sólo que son cosas que pasan y sin poneros
en antecedentes no os puedo seguir contando cosas, como qué tal le ha ido a
este mini delincuente con su primer trozo de roscón, cómo hacemos con su
alimentación complementaria…
Pues
resulta que cuando estábamos cerca de los seis meses ya empezamos a
organizarnos con cómo le íbamos a introducir cada alimento y todas esas cosas.
Así como apunte señalar que nos tuvimos que organizar nosotros porque en
ninguna revisión con la enfermera se nos proporcionó documento alguno, pautas,
consejos de cómo hacerlo… Así que estos Treintapapis tiramos de internet y de
calendarios de introducción de alimentos que abundan por ahí.
Como
buenos padres primerizos picamos con los dichosos yogures para bebés. Sí, ahora
lo sé, sé que no son necesarios, que casi es mejor empezar con yogures
naturales normales y corrientes… pero eso lo sé ahora, en su momento nos
sentíamos en la “obligación/necesidad” de seguir los consejos de esa marca de
esos primeros yogures para bebés.
En
cuanto tuvo la edad “permitida” para probarlos lo intentamos. Le encantaba,
pero no llevábamos ni un tercio del dichoso yogur y… CORRIENDO AL HOSPITAL.
Principoso se lleno de ronchas por toda la cara y todo el cuerpo. Un cuadro
vamos…
Al
llegar a urgencias lo primero de todo comprobar que saturaba bien, todo
correcto, le dieron Estilsona por si las moscas, y en observación un ratito. No
le pudieron dar antihistamínico para los picores porque interfería con su
jarabe del corazón por lo que el pobre tenía que aguantarse. El niño estaba
bien, salvo las ronchas, respiraba sin dificultad y nos fuimos de allí con una
crema con corticoides y una cita para el digestivo y para el alergólogo. Por si no teníamos bastantes citas, más
madera.
De
todas esas citas hemos sacado una conclusión: Principoso es “víctima” del
llamado biberón fantasma. ¿Recordáis que cuando estuvo ingresado en neonatos le
dieron leche de fórmula hasta que yo tuve la subida de leche para evitar su
deshidratación por la fototerapia? Pues bien , esas tomas es más que probable
que sean la causa de su Alergia a la Proteína de Leche de Vaca actual.
Al
principio nos agobiamos mucho, porque también hay mucha desinformación al
respecto, nuestro pediatra y el alergólogo, buenísimos los dos hasta el
momento, pero se contradicen constantemente… Un poco caos todo.
Por
ahora, en este tema sigo a pies juntillas lo que nos dice el alergólogo porque
es bastante claro y nos ha tirado por tierra muchos mitos sobre esta alergia
pero de vez en cuando el agobio vuelve.
Nos
ha comentado que en muchos casos la alergia desaparece pero que no nos puede
prometer nada y yo hay días que pienso que sí, que lo vamos a conseguir y otros
que me hago a la idea de seguir así siempre.
En
la última revisión, al año de Principoso, no había cambio y hasta abril no
tenemos que volver a ir. Veremos qué tal. Pero hay momentos que da mucha pena. Como
en estos días de Navidad, pensar que no iba a poder guarrear con los dulces
típicos me daba pena, pero, encontramos una solución: mi cuñada encargó un
roscón de reyes en Celicioso (para los que no sois de Madrid es una pastelería
apta para celiacos en plena Gran Via, y también hacen postres para veganos, es
decir, sin leche entre otras cosas) y fue un éxito. Se lo paso en grande
probando la nata y la trufa del roscón y yo estaba tranquila porque nos aseveraron
que era 100% seguro.
Así
vamos… buscando soluciones, haciendo bizcochos caseros, empanadillas caseras,
leyendo mil y una etiquetas, escribiendo a marcas para que nos certifiquen la
ausencia de proteína de leche de vaca de sus productos…
Ya
os iré contando poco a poco por si alguna mamá de peques con APLV necesita
ideas. No soy experta pero en estos casi
10 meses luchando con la alergia algo he aprendido, aunque poco todavía.
Para chuparse los dedos |
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario